
Con qué apetito,
al levantarse una mañana de enero
nos comemos el desayuno
de esperanza e ilusión
que lo apacible del tiempo, y la luz
nos invitan a compartir
dejando el estómago lleno
de reservas
para encarar las contradicciones
con que la vida se cambia de chaqueta
continuamente
1 comentario:
yo muerto de hambre y tu hablando de desayunos!!
lo único q tengo en mi estómago son deudas hipotecarias, muchos sueños pendientes, algunas promesas sin cumplir, y una mujer que se me ha atragantado a medio camino y no sé si expulsar o tragar.
besos
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