
Paseas por la ciudad
buscando algo que no sabes concretar
y a medida que entras en los garitos
suena una música que juega a ser
la partitura cambiante de tu vida
la banda sonora de tu errar no filmado.
Paseas por la ciudad, entras en los garitos
la música te ensoñece y te transporta
más allá de un océano impreciso
te da cuerda al escribir de lo que intuyes
y percibes al alcance de tus dedos
al otro lado de montañas, autopistas de peaje
[y líneas regulares]
Sientes que todo ello está ahí contigo
y emborronas otro cuaderno blanco
de notas, pinceladas, deseos vagos
Mientras al otro lado del gran ventanal
como una película sin ficción y sin actores
cierta vida te pasa por delante
Ay, menos mal que aprendiste
que la obra que representas
no tiene hilo, ni argumento, ni esconde
clave alguna: no significa nada
Pero al calor del brillo de tus ojos
del aroma a café y cigarrillos
como pasado por un filtro se revela
todo lo que su no ficción flotante
puede enseñarte,
por eso escribes
vagamente, como si intuyeras
de lo que aún no conoces.