
Como estatuas de sal
que no renuncian a girar la cabeza
y vuelven en la noche a la antigua encrucijada
Como estatuas de arena
que se van quedando sin aristas
sometidas al incesante viento contrario
Como estatuas
impasibles ante el derrumbe de los sueños
la imposibilidad de las sendas trazadas
Como estatuas
que ven pasar la vida por delante
y no logran siquiera seguirla con los ojos
Como estatuas
que contemplan impotentes el avance de las nubes
la erosión del tiempo
Como estatuas
inmovilizadas por el andamio de las reglas
por el peso de las traiciones y las trampas
Como estatuas
ante el desfile de los cuerpos
sin poder extender las manos y acariciar la piel
Como estatuas
ante la mascarada
incapaces los brazos de detener el mal
Así permanecemos
como estatuas
Como estatuas yacentes
que solo esperan ser arropadas y cubiertas para siempre
poe el lento polvo de los días.