LA INVASIÓN DE LAS COSAS


En mi cuarto se acumulan las cosas
ocupan las mesillas y las baldas
engullen los rincones y los huecos
no dejando nada para la nada

Luego se extienden al salón y al baño
se intercalan sobre las encimeras
robándose entre ellas la importancia
facturas, cartas, anuncios y poemas

Discos desnudos libros desordenados
prendas sobre sillones y respaldos
las cosas se rebelan a su modo
para ocultarme el mundo que hay debajo

Y sobre el suelo arañas de tejidos
microcosmos de minucias varias
tribus de remolinos con cabellos
decididas a onnubilarme el alma

En mi casa se amontonan las cosas
estrechando el espacio de mi aura
bloqueando mi visión del horizonte
ejército invasor aun sin espadas

Mi casa está invadida por las cosas
amanezco y me observan indiscretas
desafiándome a coger el plumero
a vencerlas con orden y bayetas

En mi cuarto se acumulan las cosas
y las miro sin salir de mi cama
se las ve confiadas pues intuyen
que hoy tampoco libraré esa batalla.

7 comentarios:

Anónimo dijo...

Si es que el desorden es creativo.

Gloria dijo...

las cosas siempre ganan, faltaría más

silvi orión dijo...

adoro este poema
en el momento en el ke lo leíste en el buko me hizo mucha gracia, aparte de por cómo lo lees tú, tan tú, por lo ke dice
y porke puedo imaginarte pensando todo esto en tu casa
y tu casa
sabor vino bueno

te dejo, amor, con esta versión de una pivita de una de extremoduro ke espero y creo te gustará

un berso, y mil y abrazos
tekiero juan

http://es.youtube.com/watch?v=hSO2zKV0RAM

Gsús Bonilla dijo...

joan

necesito tu mail.

el mio
está en mí blog.

Amanda dijo...

En el cuarto se le acumula a uno el desorden de las cosas... y en el alma... se acumula un desorden de ausencias que nos empeñamos inutilmente en ordenar.

Precioso poema, enhorabuena, Juan.

d dijo...

me temo que somos presa del mismo síndrome.
limpias tú mi casa y yo la tuya?

Aunque se me ocurre otra:

¿organizamos una vinada en tu casa y otra en la mía? Invitar a gente a casa se me antoja el único modo de limpiarla

Un gran abrazo!

Anónimo dijo...

en tu cuarto
se acumulan noches de vino
inmensas