EL MUNDO EN LA VENTANA


Aprender por fin que lo real no es cierto
Y que tus sueños te enseñan tanto como tus maestros
Y que es la gorra verde que oculta tu pelo
Lo que te hace tan bella a mis ojos en la mesa de al lado
Y que es porque lo ocultas, si bien solo en parte,
Y también por eso,
Y que te pintas las uñas rojas,
Para que contrasten con tus piernas de negro,
Y es que sentada frente a la ventana,
Eres tú en el escenario del mundo
De una calle concurrida en una tarde fría pero tan viva
De este tiempo que tomamos fraccionado
Como los recurrentes antibióticos del invierno
Y es tu ser desconocida,
Desconocida para mi, como también yo para tí
En el rabillo de tu ojo enmascarado,
Tu perfil que contemplo como un filtro y un marco
Al ver pasar la realidad o su reflejo en la luna del Starbucks
Y es tu injerencia en mi visión lo que varia su valor al alza
Como es el hecho de hallarme en el ensueño
El poso de la siesta demasiado larga,
De las noches febriles, con la calefacción alta,
Salir del caluroso desierto de mi cama
Entre reverberaciones y revelaciones de lo que nunca ha sido
Aunque quiera dejarme creer
Que esta lucha todavía puede tener algún sentido
Y así, en la ligera psicotropía que produce el sedimento
de tantas horas en torno a la comida y la bebida
Y las noches inmensas con que se celebra una vez más el solsticio
Quieres creer que hay algo que aprender
Y algo que aplicar y poner en práctica y un camino nuevo que recorrer
Y una forma nueva de hacer las cosas en el año flamante
Mientras que lo que te produce el mayor placer
No es la vigencia de la expectativa
Sino esa distorsión de la verdad y la esperanza
Que produce la vieja belleza filtrada por los cristales,
En torno al perfil de una desconocida,
Por la calle helada y a la vez palpitante,
Por tus zapatos fríos y tu mente como tus manos
Calientes y humeantes como el vaso de café.

¿QUÉ SE PUEDE ESPERAR DE LA POESÍA?



Para Oscar Aguado

¿Qué se puede esperar de la poesía?
¿Acaso hacernos sonreir como a lactantes
ante la musiquilla fácil de la rima?
¿la sorpresa de una imagen nunca oída,
la reimpresión recreada de los sentimientos de siempre,
expuestos, si hay suerte, de otra manera?
¿la realidad retratada con un velo de mágia,
la historia lejana que nos saque del pasmo?
¿un fogonazo o aunque sea una luz del tamaño de un led
de belleza pasajera?
¿un remover deseos, un incitar a la búsqueda, un reabrir heridas?

¿Qué coño se puede esperar de la poesía
más allá de los tópicos que reflejan
el sentimiento pasajero de la adolescente enfebrecida,
la idea simpática, y qué más da si suena ajada o falsa,
el amor expresado en pareados simples, recurriendo a metáforas manidas?

¿Qué se puede esperar de la poesía
sino que de vez en cuando te toque en lo profundo,
logre expresar lo que tu mismo sientes,
lo que ni siquiera sabías que sentías?

Y hablo de plenitud y de placer y de conocimiento.

¿Y qué puede esperar el poeta?
el poeta, que visita los antros donde se sirven versos,
donde se late al ritmo de las palabras encadenadas
El poeta que se aburre ante el blablabla
ante la verborrea de peso atómico del vanidoso vate
a la caza de la instantánea admiración
del aplauso agradecido
del juicio rápido y sonriente de su público
que apenas recordará, sino el leve impacto,
la difusa sensación de lo escuchado,

¿Qué espera el poeta?
el poeta que se esconde
pues no se siente digno o no logra
fundirse en ese mismo espíritu de comunión verbal
¿o no se siente poeta, el poeta?
Él
el que arranca su cáscara a la mentira,
el que flagela el amor y lo expone
en toda su potencia, en todo su dolor,
Él
el que retuerce las imágenes
y las recrea jugosas y renovadamente frescas
El poeta, que conmueve y se conmueve
puesto que ha envuelto sus palabras
en su piel desgarrada,
con su sinceridad irreflexiva,
con sus ganas de llorar y de ser abrazado y consolado,
por mucho que su mal parezca irremediable mientras lo declama,
el poeta, que al cabo es arrastrado hasta el atril,
hasta la tarima del café
donde se desnuda y lée para tí, y dice, y siente,
y te hace comprender, o recordar, por fín
para qué coño sirve
qué se puede esperar de la poesía.